lunes, 18 de agosto de 2008

Es tiempo de que despierte la mujer dormida




que el quiampero nos vuelva a contar sus leyendas
sepultadas tantos siglos
bajo el helado manto que la cubre,
llegó el momento de escuchar
el llanto de las chirimías y
el compás ritual del teponaxtle,
es tiempo del renacimiento
profetizado por cien generaciones,
del regreso del caballero águila
para despertarte con un beso.
¡Levántate mujer dormida!
derrama el orgasmo de tu ardiente lava
sobre la tela del aljófar mañanero,
funde la blanca cobija que te arresta
mujer blanca
hembra de sal
abre los ojos, que el Valle del Anáhuac
te quiere coronar como su genuina reina


hermosa Ixtaccíhuatl.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Álvaro:

aunque tuve que recurrir al diccionario para entender alguna palabra, debo acaptar que el resultado de tu significativo poema es prodigioso.

Rosa