martes, 2 de noviembre de 2010

Los muertos



Los muertos caminan sobre el agua.

Aprendieron a morir en futuro
y descifrar el ayer de las sepulturas de cristal.
Pueden leer los códices no escritos
en las bibliotecas invisibles y
traducir las lenguas que no han sido inventadas.


A los muertos los mata de risa leer
las preguntas existenciales de los vivos.
Aprendieron en la escuela elemental
—al primer minuto de estar muertos—
quienes son, de dónde vienen y adónde van.


Los muertos jamás asisten a los templos.
No necesitan dioses
profetas
ni santos.
Les alcanza la pura levedad
de saber estar bien muertos.

2 comentarios:

Literalia dijo...

Muy admirado Álvaro:
Te digo con sinceridad que va más allá de la admiracón que siento por tu persona: ¡Este poema es genial, grandioso, profundo!
Espero no molestarte si te digo que me recordaste a Jaime Sabines diciendo "La culpa la tiene el hombre por enterrar a sus muertos..."

Álvaro Ancona dijo...

Cualquier analogía con Sabines es un piropo. Gracias y bienvenido siempre.