lunes, 5 de marzo de 2012

“Los derechos humanos deben ser para los humanos derechos”



“Los derechos humanos deben ser para los humanos derechos”
Álvaro Ancona

“Hereje no es el que arde en la hoguera. Hereje es el que la enciende”.
William Shakespeare


Ayer publiqué este tweet, provocando tantas reacciones encontradas, que considero que bien vale una columna. Las opiniones se polarizaron de inmediato entre los defensores a ultranza del concepto de derechos humanos y quienes consideran que asesinos y violadores como el tristemente célebre “El Coqueto”, verdugo confeso de ocho mujeres que tuvieron la desgracia de abordar su microbus, no merecen el título de seres humanos y no deben tener acceso a sus derechos.

El tweet pretendía ser un creativo juego de palabras, que obviamente recordaba aquel eslogan de la campaña del popular maratonista  Roberto Madrazo, creado por Carlos Alazraki: “Los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”, que terminó por ser una divertida paradoja dados los resultados políticos y humanos del tal Madrazo, uno de los últimos ejemplares de dinosaurio del régimen que nos mantuvo en sus manos por más de setenta años.  

Pero volviendo al meollo del debate.
El artículo segundo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa literalmente:

"Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía"

O lo que es lo mismo, todas las personas, cualesquiera que sean sus circunstancias, tienen acceso a los derechos y libertades sin discriminación alguna. Incluso las peores versiones de ser humano como, Hitler y sus  Nazis, Jack el Destripador o “El coqueto”, deben ser considerados como seres humanos con todos los derechos u obligaciones que el título de ser humano conlleva. Es lo que dicta la razón, la civilización y el complicado estado de derecho.  
Sin estado de derecho viviríamos en la anarquía que, históricamente ha demostrado ser un sistema sin viabilidad. Por lo tanto, tenemos que sujetarnos a los derechos y obligaciones decretados en las diferentes constituciones y códigos.

Sin embargo, cada día son más frecuentes en México los linchamientos al estilo de Fuente Ovejuna, de grupos de ciudadanos hartos de esperar la aplicación eficiente de la  justicia en todas sus variantes; hartos de soportar 200 años de nepotismo, corrupción en todos los poderes  y prepotencia de las elites políticas de todos los colores.
La historia ha demostrado que, combatir lo malo con lo malo es contraproducente. Los violadores violados en las cárceles o los asesinos asesinados por familiares a la vieja escuela del Negro Durazo, representan la negación de la ley. Tendremos que estar de acuerdo que los Estados corruptos, ineficaces e hipócritas en el mundo, han terminado por criminalizar la pobreza y han naturalizado la separación de los habitantes en buenos y malos, sin definir con claridad quiénes son los buenos y quiénes los malos. La marginalidad produce aberraciones humanas, resentimiento y ciudadanos cuyo único objetivo en la vida es tomar venganza de una sociedad que los discrimina y maltrata por no pertenecer a los grupos del poder. No es ético considerar que una persona, por enferma o criminal que sea, no deba ser considerada persona y pierda su legítimo derecho a estar amparada por los derechos humanos.

El concepto de ser humano ha representado un conflicto existencial entre humanistas y científicos. Las ciencias naturales identifican al ser humano como un ente biológico, y las humanidades como un ser psíquico y cultural.

Nuestro pequeño planeta es un mundo, lleno de seres pensantes, que son a su vez un universo con sus cien mil millones de neuronas y su particular cosmos de sueños, de miedos, de felicidad o de angustia. El mundo es nuestra patria, no podemos ser ni vivir en otro lado, y debemos ponernos la camiseta de “ser humano”, trabajar en equipo, y aprovechar el desarrollo de los medios de comunicación para ponernos de acuerdo, para construir un destino común, una conciencia colectiva para el futuro.


Que conste que ya fui razonable, prudente y civilizado en mi análisis.  

Pero…
Cuando escucho el grado de cinismo y estupidez de personajes como “El Coqueto”, no puedo reprimir al guerrero que habita en mi interior y me dan ganas de darle una patada en el hocico. Bien dada.

Mínimo.  




1 comentario:

escribes conmigo dijo...

ES un relajo con los derechos humanos porque debieran defender no solo a los ciudadanos de los abusos de gobierno sino también a los ciudadanos de los abusos ciudadanos.

un gusto leerte Mario