jueves, 22 de noviembre de 2007

El poder del baile

El ser humano, desde el momento en que descubrió la “chispa” esencial que lo diferenciaba del resto de los animales, utilizó sus factores competitivos: la inteligencia y la sensibilidad para encontrar medios de supervivencia y de expresión emocional. Por supuesto que primero tuvo que valerse de su capacidad racional para sobrevivir en un medio ambiente en el que resultaba el más débil todos los seres vivos. No podía volar como las aves, ni tenía la fuerza de los grandes depredadores, ni la velocidad de algunos animales; solo contaba con la inteligencia y, con ella le bastó para imponerse como el rey de la creación. Diseñó armas, lo suficientemente eficientes para dominar a las fieras; controló el fuego y se refugió del medio ambiente en cavernas. En los momentos de paz, después de haber satisfecho sus necesidades primarias, el ser primitivo permitió a la parte sensible de su inteligencia empezar a expresarse con el único fin de la satisfacción personal. Quizá las primeras manifestaciones artísticas del hombre sean las pinturas rupestres, el ritmo musical y la danza o baile. Esto está comprobado por las pinturas encontradas en Francia y España, cuya antigüedad fluctúa entre los anos treinta mil y diez mil años antes de Cristo, en las que aparecen figuras humanas realizando bailes rituales relacionados con la astronomía, con la fecundidad, o con la guerra.

El baile ha tenido una relación muy estrecha con la música, sin lugar a dudas, pero nadie podría asegurar cuál de esas dos expresiones humanas antecedió a la otra. Si consideramos al ritmo como predecesor de la música, podríamos afirmar que el baile fue primero, y que nació simultáneamente a los primeros intentos del hombre de imitar el ritmo de la naturaleza. Imaginemos al hombre primitivo, después de cenar y de hacer el amor, extasiado con el canto de las aves, con el melancólico croar de los sapos en la laguna, con el sonido melodioso del viento jugando con los tonos al atravesar las ramas de un árbol, escuchando en silencio el rumor armónico de las olas del mar, el canto triste e interminable de los arroyos o el eco sobrenatural de las cañadas. El hombre, seguramente, empezó por intentar imitar esos sonidos, soplando un carrizo hueco, o golpeando la piel restirada de algún animal, e intentó seguir esos sonidos armoniosos con el movimiento de su cuerpo, dando origen a la danza primitiva y al baile que tanta relevancia ha tenido en la historia de la humanidad.

Posteriormente, el hombre intentó “atrapar” la música, organizarla, darle tiempo y forma para poder repetirla y bailar con ella. Tres mil años antes de la era cristiana, la tradición histórica china nos habla de un primitivo sistema musical, basado en cálculos matemáticos, y que dio como resultado la escala pentatónica, (de cinco notas) relacionadas con prácticas musicales formales y con bailes; según la tradición India, el propio Brahma enseñó a los hindúes el uso de la “vina”, un instrumento de cuerdas parecido al laúd; los sumerios, primitivos habitantes de Mesopotamia diseñaron sofisticadas arpas de diez cuerdas; en los vestigios de la civilización asirio – babilónica, encontramos innumerables representaciones de danzas rituales que acompañaban o precedían las campañas guerreras o las celebraciones importantes. Al iniciar el periodo monárquico, (primer milenio antes de Cristo) el baile aparece en la Corte con un papel muy bien definido. El Joven David aparece en la Corte tocando el salterio para el rey Saúl en una de las escenas bíblicas más conocidas, (estas son las mañanitas que cantaba el rey David), y no podemos olvidar la descripción que Samuel hace de la entrada del Arca a Jerusalén. “David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda suerte de instrumentos”.
No existe época alguna, que en su historia no incluya la danza en cualquiera de sus aspectos, ya sea ritual o como simple diversión. La historia del baile, es un reflejo de la percepción que el ser humano ha tenido del mundo en los diferentes tiempos. La danza ha representado la relación entre el cuerpo humano y los diferentes ciclos de la vida. Siva, el creador según los Hindúes es bailarín; en las iglesias tempranas de Europa, el principio del cristianismo incluyó la danza como parte del ritual. Quizá fue en la corte del Egipto antiguo donde empezaron a considerar el baile una disciplina profesional; las danzas ceremoniales decretadas por los Faraones para culminar las ceremonias que representaban la muerte y el renacimiento del dios Osiris, se sofisticaron tanto que solamente podían ser representadas por verdaderos bailarines profesionales provenientes de los estados vecinos de Africa.
En la Grecia antigua, los rituales de la danza de los dioses y diosas del pantheon griego, se reconocen como el origen del teatro occidental contemporáneo.
Durante el dominio Romano la danza heredada de los griegos fue prohibida durante algún tiempo, ya que la nobleza romana consideraba el baile como una actividad peligrosa para las masas, pero unos años después la pantomima emergió como un lenguaje mudo, cuyos gestos y movimientos se convirtieron en un medio de comunicación no verbal de una Roma multicultural.

Durante los primeros 500 años de la era cristiana, la iglesia adoptó una actitud ambivalente ante el baile. Por una parte, lo rechazó ya que lo consideraba una manera de fomentar la lujuria y la promiscuidad sexual, pero por otra, los primeros sacerdotes intentaron utilizar las danzas de las tribus del Norte, como los celtas y los anglosajones en las celebraciones cristianas; en el siglo IX, el emperador Carlo Magno prohibió oficialmente el baile como parte de los oficios religiosos, pero nunca le hicieron caso y la danza continuó con nuevos nombres y nuevos propósitos.
Durante la prohibición religiosa de la danza en la Edad Media, surgió la llamada “danza de la muerte”, que a escondidas se bailaba para ahuyentar la “plaga negra”. A ese baile ritual descrito por los historiadores como un baile salvaje y convulsivo, se le atribuyó durante casi dos siglos el poder de sacar la enfermedad del cuerpo.

El renacimiento vio nacer una nueva actitud hacia el cuerpo, hacia las diferentes bellas artes, y principalmente hacia el baile. Las cortes de Italia y Francia se convirtieron en los centros de desarrollo de la danza, y patrocinaron a músicos y maestros para crear una gran cantidad de bailes para las diferentes celebraciones cortesanas y populares. El baile se convirtió en un motivo de inquietud intelectual y un grupo de estudiosos quienes se llamaban a sí mismos “La Pléyade” revivió el antiguo teatro griego, que combinaba música, canciones y baile.
En la corte de Catherine de Medici, en el siglo XVI nació la primera versión del ballet de cour, un baile que contaba una leyenda mítica, combinando textos hablados, con un sofisticado vestuario y una impresionante escenografía. En Francia, el rey Luis XIV auspició la fundación de la primera Real Academia de Baile.

Durante los siguientes siglos, el ballet se desarrolló como una fuerte disciplina combinada con la más sofisticada de las artes, influenciado siempre por los cambios políticos y estéticos de cada tiempo. El baile social de pareja, como el vals, surgió tiempo después como una manera de expresión de libertad.
Fue el siglo XIX, el que vio surgir la era del ballet romántico, reflejado en la adoración hacia las bailarinas y la unión del mundo material y el mundo espiritual que trascendería la vida en la tierra. Los ejemplos más formidables de esta forma de ballet clásico, los encontramos en “Gisselle”, “El Lago de los Cisnes”, y el “Cascanueces” del genial Tchaikovsky. En ese mismo tiempo, las potencias europeas, estaban colonizando Africa, Asia y Polinesia, donde las danzas rituales eran muy terrenales y de gran sensualidad, y tuvieron tal influencia en la sociedad que al principio del siglo XX se convirtieron en el baile de moda en Europa y Estados Unidos.
Ya en el siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial, el arte sufrió un cuestionamiento esencial y se replantearon los valores, provocando la búsqueda incesante de nuevas formas de expresión individual, y nuevos estilos de vida, surgiendo en la segunda década del siglo, el legendario Ballet Ruso, con colaboradores como Ana Pavlova, Claude Debussy, Stravinsky, y Pablo Picasso.
Simultáneamente al renacimiento del ballet clásico, el principio del último siglo del milenio, vio nacer la danza moderna. Una forma libre de expresión corporal que representaba de alguna manera la emancipación de la mujer y su total libertad de movimiento. Una de las principales pioneras de la danza moderna, fue Isadora Duncan, la célebre bailarina y feminista quien murió trágicamente ahorcada por su propia pañoleta.

La seriedad terminó con la llegada de los fabulosos veintes. Ahí se rompieron todas las reglas, y se llegó a la libertad total con respecto al movimiento del cuerpo. El baile, dejó de ser solamente una expresión corporal y se convirtió en un movimiento social, en una manifestación particular de cada generación. La música fue influenciada de manera definitiva por los ritmos calientes de América latina, Africa y los países caribeños. Los salones de baile y las fiestas fueron invadidas por bailes como la rumba, el tango argentino, la samba brasileira, y el cha cha cha. El renacimiento de Harlem puso de moda la mezcla musical africana – americana creando nuevos ritmos como el lindy – hop y el jitterburg. Los 30’s y los 40’s se caracterizaron por el baile enérgico de pareja, para dar paso posteriormente a un estilo nuevo no sólo de bailar sino de vivir, una forma más individualista de expresarse llamada Rock and Roll.
El Rock and Roll fue el parteaguas de una generación que se rebeló contra las costumbres de sus padres imponiendo una nueva forma de ver la vida. Era un baile ingenuo y desenfrenado, agotador y retador. Representado por los instrumentos eléctricos, que mandaron al desván a las cuerdas, los metales y las voces acarameladas de los crooners; el Rock tuvo después una gran variedad de secuelas, como el Twist de los 50´s, el Jerk, el Bump, y el estilo libre de los 60´s, para dar paso a la música disco que el los 70´s que dio origen a las discotecas o centros de baile en donde los grupos musicales o las orquestas fueron sustituidas por el Disc Jocker.
Pero nada es perdurable en el frenético camino de la danza, y en los 80´s, los jóvenes abandonaron las discotecas y salieron a la calle a bailar, con nuevos ritmos y sofisticados movimientos corporales del Brake Dance.

La historia del hombre no ha tenido capítulo alguno en que el baile no haya participado de manera importante. La afición por mover el cuerpo a ritmo de la música ha sido la más constante de las formas humanas de comunicación y expresión. La danza es una manera de transformar las expresiones comunes en movimientos fuera de lo habitual en el cuerpo del ser humano. Llega a tener un “libreto”, o pasos establecidos de antemano como el ballet o la danza folklórica europea, puede ser basada en gestos simbólicos o en la pantomima como en el caso del estilo asiático, o en representaciones místicas o religiosas como la mayoría de las danzas africanas y latinoamericanas. La gente baila de manera diferente de acuerdo a su nacionalidad, su lugar de origen, su cultura. La forma de bailar de un pueblo puede decirnos mucho acerca de su idiosincrasia y de su forma de ver la vida.

¿Por qué bailamos?

Esta es una pregunta difícil de contestar, ya que quizá exista una respuesta por cada ser humano. Una joven de 18 años quizá baila durante horas en una discoteca como catarsis ante su adolescencia; un indio maya realiza danzas rituales, aún en la actualidad para lograr la bendición del Dios Chaak y atraer la lluvia; una bailarina profesional del Ballet de Moscú baila como una expresión artística del más alto nivel; un hombre baila con una mujer con una implicación absolutamente sensual y sexual. Es una manera de entrar en el mismo ritmo, de acoplamiento, de entendimiento corporal; el baile puede tener implicaciones religiosas, políticas, sociales, sexuales; puede relatar una historia, puede ser espléndidamente estético o llegar a ser grotesco.

El cuerpo tiene infinidad de posibilidades de movimiento en cada una de sus articulaciones, y podemos afirmar que todas han sido utilizadas para bailar. Por supuesto que existe una diferencia fundamental de entrenamiento entre un aficionado que baila unas cuantas piezas en una fiesta, y un profesional del ballet, que requiere de muchos años de practica para lograr la perfección corporal, o un bailaor de flamenco, o una rumbera profesional.
Sin embargo, el baile no es nada más una expresión física. Independientemente del placer corporal que proporciona, tiene una larga y rebuscada red de efectos psicológicos, ya que bailando, el hombre puede comunicar sentimientos e ideas. Compartir el ritmo con otra persona, o incluso con un grupo de personas genera un sentimiento de unión, de trabajo en equipo. Muchos matrimonios han sido negociados al ritmo de una melodía.
El baile puede también servir para alcanzar estados de trance, u otro tipo de alteración de la conciencia. En muchas sociedades se ha utilizado como terapia para casi cualquier mal físico, y podríamos decir que hasta en la sociedad occidental contemporánea, el baile suele cubrir funciones terapéuticas y catárticas. La danza puede ser una forma de expresar agradecimiento a los dioses, de honrar a nuestros antepasados y de atraer la buenaventura.
Bailar, tiene hoy en día un enorme significado en la sociedad. En todas las celebraciones importantes, como el nacimiento, el bautismo, la graduación, el matrimonio, suele haber baile. En esos bailes, en esas fiestas, la danza se convierte en el más importante de los cupidos, y sirve de pretexto para el galanteo, para que los jóvenes se conozcan y puedan formar pareja.

La danza, aunque usted no lo crea, puede también tener una importante relación con el trabajo y con la productividad. El movimiento rítmico del baile puede lograr, según recientes estudios, lograr una mayor eficiencia y rapidez en las líneas de producción de una fábrica. Un buen bailarín, un hombre con un buen control muscular y con un sentido del ritmo, puede ser mucho más eficiente en cualquier función, (incluso las ejecutivas), que otro arrítmico y desafinado.

El baile es parte de la historia. Es inherente al ser humano; representa la civilización y la expresión, y en este preciso instante, en todas partes del mundo, hay miles, quizá millones de personas expresándose a través de ese viejo ritual.

¿Te gustaría bailar conmigo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Recordé una canción de Sergio Dalma, bailar pegados...

Bailar de lejos no es bailar,
es como estar bailando sólo
tú bailando en tu volcán,
y a dos metros de ti
bailando yo en el polo.
probemos una sola vez, bailar pegados como a fuego
abrazados al compás, sin separar jamás
tu cuerpo de mi cuerpo.
(estribillo)
bailar pegados es bailar,
igual que baila el mar con los delfines,
corazón con corazón, en un solo salón dos bailarines,
corazón con corazón, y en un solo salón
abrazadísimos los dos, acariciándonos,
sintiéndonos la piel,
nuestra balada va a sonar,
vamos a probar, probar el arte de volar.
bailar pegados es bailar,
bailar pegados es bailar
es bailar.
verás la música después,
te va pidiendo un beso a gritos
y te sube por los pies,
un algo que no ves, lo que nunca se ha escrito.
(estribillo)

Lucero

Anónimo dijo...

Bailamos para SOBREVIVIR, y si encima lo haces sobre la espuma de mi mar...


Me despamelo ante este ensayo.

Álvaro Ancona dijo...

Lucero:

bailando y bailando, siempre eres bienvenida a esta pista.

Álvaro

Álvaro Ancona dijo...

Anónima veneciana:

oues nos despamelamos juntos.
(espero que no sea algo ilegal)

Álvaro