miércoles, 12 de diciembre de 2007

Focalizaciones (opus dos)



Noche de bodas

¿Qué tanto hará encerrada en el baño? Lleva más de media hora. Puedo entender el concepto del tiempo de la mujer, antípoda al masculino, pero habitualmente lo utiliza para arreglarse, no para quitarse el maquillaje. Los efectos de la fiesta aún rondan por mi cabeza como perros enjaulados, pero ella no bebió nada. Podría jurar que está siguiendo by the book los paradigmas maternos. Varias veces descubrí a Alicia cuchicheando con su madre durante la boda civil, antes de la religiosa, y en cada oportunidad que encontraban durante la fiesta. Qué tanto le habrá aconsejado. Las mamás de la generación de mi recién estrenada suegra, tienen una carga de concepciones victorianas que puede llenar diez tomos con sus consejas populares. Aguanté como los machos, nadie puede negarlo, la ridícula concepción de la pureza de la novia, de la posposición de los instintos que reclamaban a gritos su desfogue animal. Quién carajos habrá inventado la estupidez de la virginidad, todos saben que es un error de traducción. Pero bueno, me gané el cielo aguantando, resistí estoicamente los dieciocho meses del noviazgo, tuve que recurrir a las alivianadas de mi soltería, incluso a mi mano derecha, amiga fiel. Acabé con callos, pero resistí. Hoy es el día. Dije que sí ante una jueza con cara de enciclopedia, ante un cura obeso, pasé por la pedida de mano, por las obsolescencias sociales de la fiesta, pagué por un vestido importado, nada faltó. Llegó el momento, la legendaria noche de bodas, y Alicia, no la de Lewis, la mía, lleva una hora encerrada en el baño. Tomaré otra copa, se están calentando las burbujas francesas del fraile.

Ayúdame Señor, Adán debe estar empezando a desesperar. Hay que reconocer que es muy lindo, que a pesar de sus reclamos de homínido recién bajado del árbol aguantó mi derecho a cruzar las piernas mientras no brillaran en mi anular izquierdo tres quilates de amor puro. Estoy convencida de ser especie en extinción, la única que decidió por conseja matriarcal entregar mi amor al contado, en una sola exhibición sin pagos diferidos. Nadie me creyó, estoy segura, ni siquiera la perra de Astrid que dice ser mi mejor amiga, que me haya conservado pura y casta hasta este día, tal y como las abuelas recomendaban. ¿Qué estará haciendo Adán?, espero que no se esté acabando la botella que nos regalo papi, espero que me deje un poco para flotar el resto de la noche. Es lindo, me encanta su cuerpo peludo, es como un oso tierno, de esos hombres que tienen la necesidad gremial de esconder sus ganas de llorar. Tengo miedo, mucho, miedo de decepcionarlo, él seguro que tiene una gran experiencia en esto del sexo, tan guapo, tan varonil, perseguido desde siempre por hordas de chavas que no sabían que el destino me lo tenía reservado a mí solita. ¿Tendrá en verdad experiencia?, las mujeres presuponemos que los galanes llegan al matrimonio ya graduados, y con mención honorífica en las artes del Kamasutra, pero Laurita y Gloria aseguraron que sus maridos resultaron un par de idiotas, convencionales, eyaculadores precoces y machos a la hora de la verdad. Dios, siempre he seguido las reglas, misas, rosarios, comuniones los primeros viernes del mes, todo lo que tus vicarios terrestres ordenan, no me vayas a salir hoy con una mala jugada, sabes —lo sabes todo, ¿no?— que soy una mujer caliente, tropical, caribeña, que necesito, desde que tengo uso de razón, satisfacción todos los días, es más, tres veces al día de ser necesario. ¿Estará muy atrevido mi atuendo? Lo compré a escondidas de mi mamá, con la única asesoría de Gloria, vaya consejera, la más puta del clan. Se irá a dar cuenta Adán, ha bebido mucho, lo suficiente.

Está a toda madre esta suite. Hay que reconocer que el suegro no regateó para entregar a su hijita. El condominio está de lujo, la boda, el ajuar, Alicia tiene ropa para dos décadas. Pensé que estar casado provocaba cambios hormonales, pero no siento nada, y eso que ya llevo ocho horas desde que dije que sí, una jornada laboral completa de ser hombre respetable, don Adán, señor de mi casa, futuro padre de familia. Ya son las cuatro de la mañana, todos en este hotel ya se durmieron. ¿Seguirá la fiesta de la boda?, no sé por qué nos salimos antes, estoy seguro que la banda pesada debe estar sacándole canas verdes al pobre de mi suegro, esos no tienen llenadera, les puedes apagar las luces y no se van. Cuanta calma, está tan callada la noche que puedo oír a los grillos madrugadores, ¿o serán desvelados?, no cantan mal, pero siempre repiten la misma, su repertorio es bastante limitado. Creo que voy a tocar la puerta, ya casi lleva una hora encerrada. Se sentirá mal. Hace sólo unas horas que rompió el cordón umbilical, que depende de mí.

Creo que no se enteró. Los dioses estuvieron de mi parte; claro que cuando salí se había terminado la botella, estaba desesperado, tanto, que después de tanto ruego se vino en dos minutos, pobre, se compró perfectamente mi show virginal, los gritos, el llanto, se portó lindo, como todo un caballero; me sentí incómoda cuando me ofreció disculpas por su insistencia de novios, soy una perra, pero una perra enamorada. De hoy en adelante mi hermoso cuerpo será en exclusiva para mi Adán. Como dijo Magdalena, se acabó la putería. Diosito, dame fuerza de voluntad, se lo merece.

Soy un hombre casado. Me saqué la lotería, la más buena de las mujeres, la esposa perfecta; inteligente, divertida pero conservadora, con principios sólidos, la perfecta madre de mis hijos, de buena familia. Me arrepiento de mi ligereza de soltero, de las aventuras sexuales, que diferencia cuando se hace con amor, cuando se entrega todo, que gran lección de vida me acaba de dar esta mujer que duerme a mi lado.

2 comentarios:

Irene Adler dijo...

He entrado por casualidad, saltando de un blog a otro, y la verdad, me he llevado una gran satisfacción. Es increible todo lo que escribes... verdaderamente encantada. Saludos!

Álvaro Ancona dijo...

Irene:

feliz coincidencia. LAs puertas estarán abiertas siempre. De inmediato pasaré a conocer tus letras.

Un abrazo mexicano