Los muertos caminan sobre el agua.
Aprendieron a morir en futuro
y descifrar el ayer de las sepulturas de cristal.
Pueden leer los códices no escritos
en las bibliotecas invisibles y
traducir las lenguas que no han sido inventadas.
A los muertos los mata de risa leer
las preguntas existenciales de los vivos.
Aprendieron en la escuela elemental
—al primer minuto de estar muertos—
quienes son, de dónde vienen y adónde van.
Los muertos jamás asisten a los templos.
No necesitan dioses
profetas
ni santos.
Les alcanza la pura levedad
de saber estar muertos.
Aprendieron a morir en futuro
y descifrar el ayer de las sepulturas de cristal.
Pueden leer los códices no escritos
en las bibliotecas invisibles y
traducir las lenguas que no han sido inventadas.
A los muertos los mata de risa leer
las preguntas existenciales de los vivos.
Aprendieron en la escuela elemental
—al primer minuto de estar muertos—
quienes son, de dónde vienen y adónde van.
Los muertos jamás asisten a los templos.
No necesitan dioses
profetas
ni santos.
Les alcanza la pura levedad
de saber estar muertos.
3 comentarios:
Estos muertos sí que saben, Álvaro. Tendríamos que aprender de ellos algunas cosas elementales.
Bravo.
Un poema impactante
Un abrazo
Ana
Estos muertos sí que saben, Álvaro. Tendríamos que aprender de ellos algunas cosas elementales.
Bravo.
Un poema impactante
Un abrazo
Ana
Ana Muela:
me encanta verte en mi blog. Eres bienvenida siempre.
Álvaro
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