sábado, 29 de noviembre de 2008

Sueños de una noche de invierno



1.
Pensaba el ingenuo ratoncito que el murciélago
que colgaba del techo de la caverna era un ángel
mientras la niña fea del pueblo dilapidaba la febril virginidad
de su noche besando a los sapos más grotescos de la acequia.
La voluble Selene ocultaba sus pestañas detrás
de un burka de nubes tan negras como las lágrimas del
cadáver de aquel asesino colgado en la plaza mayor.

2.
Fue la noche más larga en el almanaque de los astrónomos.
Un solsticio de invierno en el que la tierra escapó de la hoguera
y el sol incineró a su sistema congelando todos los relojes.
Una sempiterna noche de resurrección del tercer día
en la que los dioses encarcelados por siglos iniciaron
la revolución de los mitos y preñaron a todas las doncellas
ungiendo una nueva generación de héroes y de ángeles.

4 comentarios:

Rossana Hasson Arellano dijo...

Querido Alvaro :
Me encanta pasar por tu casa
Te dejo un abrazo
Vendré más seguido, es muy agradable
Besos
Rossana

Álvaro Ancona dijo...

Siempre permanecen las puertas abiertas y la luz prendida.

Álvaro

Anónimo dijo...

3. Me gusta, recibe un abrazo.

Lucero

Álvaro Ancona dijo...

Me gusta que te guste.

Álvaro