jueves, 11 de diciembre de 2008

¡Sí!



porque te atreviste a abrir la caja de Pandora y
mostrarme el color de la esperanza en la alborada,
porque caminas sobre los pantanos sin enlodar la memoria
y exterminas la penumbra con las farolas de los sueños
que se encienden a tu paso alumbrando el callejón del futuro.

Te digo que ¡sí! por el sabor predecible de tu espalda
y el aroma a mandarina que vaticinan tus besos,
porque en tus ojos habita la proverbial lucecita al final
del túnel, y el oasis de agua fresca en el andén del desierto.

Mil veces tocará mi guitarra el concierto para un solo ¡Sí!
hasta que te lo aprendas de memoria y las golondrinas
legislen un verano nuevo donde la palabra ¡no!
esté condenada a la pena capital.

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