viernes, 16 de enero de 2009
La diversión empieza a los sesenta (Fragmento)
LLÉNALO DE AMOR
Amado Nervo
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
Adolescente, joven, viejo: siempre que haya un hueco en tu vida,
llénalo de amor .
En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío,
ve a buscar al amor.
No pienses: "sufriré"
No pienses: "me engañarán"
No pienses: "dudaré"
Ve, simplemente, diáfanamente, regocijadamente,
en busca del amor .
¿Qué índole de amor? No importa: todo amor
está lleno de excelencia y de nobleza.
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas...
pero ama siempre.
No te preocupes de la finalidad de tu amor.
El lleva en sí mismo su finalidad.
No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras:
el amor lleva en sí su propia plenitud.
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
Llenar huecos.
El ser humano adquiere la conciencia de mortalidad y todo lo que hace es llenar huecos para acabar con esa certeza de muerte, que es la que nos destruye cada día y la que nos pregunta: ¿para qué trabajar?
¿Para qué me levanté hoy?
¿Adónde quiero ir?
¿De dónde vengo?
¿Soy un viejo?
La mayoría de las personas tarde o temprano se enfrentan a la sensación del vacío interior y lo ocultan guardando objetos inútiles por si algún día los necesitan, acumulando dinero por si les falta o arrastrando odios, tristezas, y miedos sin enmendarlos. Buscan así llenar el vacío en un espacio que debería estar libre para que los recursos productivos y la vida de hoy ocupen su lugar.
Al nacer no tenemos hueco alguno. Los padres, los parientes cercanos y los médicos se encargan de cubrir las necesidades físicas y generalmente llenan al recién nacido de amor y de cuidados. Pero al entrar a la guardería, o a la escuela, los niños empiezan a descubrir los huecos que se abren y que van a durar toda la vida. Necesitan amigos, el mundo es una gran sociedad; necesitan afecto que tienen que obtener por sí mismos, y protección que ya no puede proporcionar la madre. En la adolescencia, se abren cantidad de huecos difíciles de llenar: la necesidad de pertenencia, de comprensión, de afiliación y después se abre el más importante de los huecos que hay que llenar: el amor. Después de hallar a la pareja adecuada los instintos y la sociedad abren nuevos huecos que sólo pueden llenar los hijos, y después los nietos, y la soledad de la edad adulta. La felicidad y la realización de cada ser humano dependen de la capacidad de tapar los huecos que la vida le va abriendo.
Los huecos naturales que requieren satisfacción, como el hambre, la sed, el sexo, el techo, son producto del instinto, de miles de años de evolución.
Los huecos culturales, amor, arte, alta cocina, literatura, música, son resultado de lo que llamamos civilización.
En esta clasificación reside la diferencia entre el hombre racional y el animal instintivo.
La tercera edad y sus huecos.
El término tercera edad es un término social que hace referencia a la población de personas mayores de 60 años. Este grupo de edad está creciendo en la pirámide de población. El aumento en la esperanza de vida a nivel mundial y la disminución en la tasa de natalidad hacen que cada día sea mayor el grupo demográfico de los adultos mayores y que sus necesidades se vayan modificando. Hace algunas décadas un hombre de cincuenta años era un venerable anciano; hoy una muchacha de setenta practica karate y está ligando galanes.
Sin embargo, la llamada tercera edad, nos ofrece retos nuevos y vacíos específicos por llenar. Algunos de estos huecos son:
El síndrome del nido vacío
Una sensación general de soledad que los padres sienten sentir cuando sus hijos abandonan el hogar. Aunque es más común en las mujeres, puede ocurrir en ambos sexos.
El matrimonio o la independencia de un hijo o hija pueden provocar sentimientos parecidos, ya que el papel e influencia de los padres a menudo se vuelve menos importante que el del nuevo cónyuge.
Cuando los lazos maternales o paternales son muy fuertes los hoyos se hacen más profundos y difíciles de llenar. A los padres, especialmente en los países latinos en los que la unión familiar es más estrecha, les cuesta mucho trabajo liberar a los hijos. Se sienten tentados a seguir protegiéndolos y muchas veces los atosigan con llamadas a todas horas o con presiones familiares para que sigan asistiendo a la comida del domingo o a la tradicional cena de los viernes en la noche.
El horror al vacío
Según Aristóteles el vacío es antinatural. Nada debe quedar vacío. Este miedo dio origen al concepto del Barroco. Llenar cada espacio de las paredes de una iglesia para que el diablo no tuviera dónde ubicarse.
El arte consiste en cubrir lienzos o paredes vacíos, piedras sin forma, pentagramas sin notas y hojas de papel en blanco sin palabras.
Einstein demostró que el vacío podía transformarse en energía y es algo tan real ahora que algunos científicos esperan encontrar en él la solución del problema energético de la humanidad.
El horror al vacío se transmite a la gente común como el miedo a la soledad, a la intrascendencia, a la falta de objetivos o de sentido de la vida.
El poder del vacío
LaoTse dijo: “Treinta radios lleva el cubo de una rueda; lo útil para el carro es su nada (su hueco)”. “Con arcilla se fabrican las vasijas; en ellas lo útil es la nada”. “Se agujerean puertas y ventanas para hacer la casa, y la nada de ellas es lo más útil. Así, pues, en lo que tiene ser está el interés. Pero en el no ser está la utilidad.”
Para los orientales el vacío es la realidad profunda, pero occidente tardó siglos en entenderlo como el correlato necesario para la presencia de las cosas.
El vacío matemático
Un cero a la izquierda es un vacío que no tiene valor matemático, pero al ponerlo del lado derecho se convierte en una fuente de valor inagotable e infinita.
La Naturaleza no entiende el horror al vacío, es el hombre quien le tiene miedo. Todas las cosas están llenas de vacío. Los átomos los fabricaron las estrellas, que al explotar los liberaron para formar la materia.
El temor al vacío deriva del miedo a la muerte. Por eso precisamos llenar el vacío, estar ocupados. El tiempo libre es tiempo desperdiciado, tiempo perdido.
La nada
Quedamos que el vacío es algo que no es nada, pero que contiene energía y genera cosas con partículas subatómicas, siempre que sean de signos opuestos.
La teoría del Big bang es de tal dimensión que es difícil de conceptualizar. Millones de partículas cósmicas flotando en un vacío que no es vacío, viajando por un espacio que crece geométricamente.
Aprendiendo a llenar huecos
Lo que no se usa se atrofia y termina por perderse. En el tiempo libre nos relacionamos con los demás, estudiamos, viajamos por el mundo. Sin huecos en el tiempo no habría creatividad porque estaríamos siempre ocupados. Las grandes ideas han sido históricamente resultado de tiempos vacíos o huecos en el pensamiento que había que llenar. El vacío atrae lo que se desea. Cargarse con cosas inútiles lo clausura.
El paradigma de abundancia
Mahatma Ghandi dijo: “rico no es el que más tiene sino el que menos necesita”.
La gente tiene miedo a quedarse vacía e intenta llenar los huecos al estilo de los artistas barrocos. De la soledad nace el amor; del papel en blanco, la literatura; del ocio los grandes inventos.
Si analizan la vida de un niño en la actualidad, verán que su educación no le permite tener huecos ociosos. De la escuela se va al karate, a las clases de piano, a las de inglés o francés. En esa época se desarrolla el instinto de estar ocupado siempre y de no perder el tiempo en crear cosas nuevas.
Mi madre, que basa una buena parte su filosofía de vida en dichos y refranes populares, solía decir que la ociosidad es la madre de todos los vicios cuando nos veía tendidos en una cama contemplando las grietas de la pintura del techo. Mucha gente ve un peligro potencial en el vacío pero los huecos son la materia prima del talento y de la diversión. Cada quien es arquitecto de sus propios huecos.
La autoestima llena los huecos del alma y nos permite ser mejores cada día. Cuando dejamos vacantes algunos huecos corremos el riesgo enorme de que se llenen de odio, o de rencores y ocupen el espacio del amor o de la creatividad.
La idea es llenar los huecos que la vida nos va abriendo con ideas valiosas para nosotros y para los demás. Las malas ideas y las malas costumbres llenan huecos y no dejan pasar a las buenas. Basta echarle un ojo al mundo.
Los huecos de la vida son necesidades no satisfechas y fuentes de estrés.
Desde el hueco en el estómago hasta la búsqueda del sentido de la vida.
La Pirámide de Maslow
Abraham Maslow en su obra: “Una teoría sobre la motivación humana” formula una jerarquía de necesidades humanas y arguye que conforme se satisfacen las necesidades básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados.
Teoría jerárquica de las necesidades
Es una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como necesidades de déficit, y al nivel superior lo denominó necesidad de ser. Las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza continua.
Según la pirámide de Maslow las necesidades se dividen en:
Fisiológicas
Básicas para mantener el equilibrio físico: respirar, beber agua, comer, mantener la temperatura, dormir, ir al baño, combatir el dolor y sexo. Dentro de éstas, las más evidentes son:
Seguridad y protección
Sentirse seguro y protegido. Empleo, ingresos, ahorro, patrimonio, familia y necesidad moral.
Afiliación o social
Desarrollo afectivo del individuo, asociación, participación y aceptación.
Estima
Respeto a uno mismo, confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
Respeto de las demás. Atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
Auto-realización
Esta necesidad se ubica en la cima de la pirámide, y a través de su satisfacción se encuentra un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto.
Cada pérdida, cada etapa, cada que subimos un escalón creamos huecos.
El aprendizaje, las novedades, la lectura, una conferencia, una conversación interesante, una comida sofisticada, la cata de un Rivera del Duero, o la contemplación de una obra maestra de las Bellas Artes, suelen romper la homeostasis, crear necesidades antes desconocidas y perforar huecos que tenemos que llenar.
Sentarse en el Palacio de Bellas Artes a escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, o probar el paté de foie gras, pueden causar adicción instantánea, hacernos subir un escalón en la escalera de la felicidad y abrir huecos que son muy caros de llenar.
Conciencia de los huecos
El ser humano se parece al big bang. No puede estarse quieto y tiende a vivir en una expansión constante. Después de un tiempo de experimentar una realidad prosigue su búsqueda de su verdadera identidad navegando a través de diferentes niveles de conciencia. Cada uno de esos niveles constituye un cierto nivel jerárquico, un escalón en la evolución y un hueco nuevo que se abre. Cada nivel es un modo nuevo de entender la realidad y una metamorfosis de deseos y sueños, de conductas y sentimientos.
El síndrome del producto terminado
¿Así soy, y qué?
El adulto mayor tiene una fuerte tendencia a considerarse un producto terminado que no puede cambiar. Suelen afirmar que la tecnología es un juego de jóvenes, y que no está en edad de aprender a jugar tenis o estudiar un idioma nuevo. ¡Vaya tontería! Cuando un hombre de apenas cincuenta o sesenta años declara algo semejante, empieza a ser viejo en ese preciso momento.
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4 comentarios:
Álvaro:
Muy interesante, algunas frases me laten para un café.
Te felicito
Lucero
Nos lo echamos cuando digas.
Álvaro
Absolutamente genial este artículo, Álvaro. Estoy de acuerdo con todo lo que dices. De los huecos nacen los llenos. El yin genera el yang. La pasividad genera actividad. Una noche reparadora genera un día sereno y fértil.
Me ha gustado muchísimo este artículo y voy a recomendar su lectura a algunos hiperactivos que no pueden estar ni un minuto contemplando el paisaje.
Felicitaciones
Un beso de la 11ª
Ana
Mi auerida undécima:
no sabes cuánto me gusta tenerte por aquí. conozco tu inteligencia y tu agudeza mental. También la ternura de tus palabras.
Álvaro
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