jueves, 30 de julio de 2009

Primate Superstar



Abuelo del universo,
gran trueno, origen cierto de luz,
tiempo, espacio, caos.
Tumulto creador
guerrero de astros
choque de galaxia.

II
Cuatrocientas lunas después
bajó el mono del árbol.
Vio la luz, se desnudó,
ardió la hoguera para exorcizar sombras.
Oteó los cuatro rumbos, las corrientes.
Tuvo que alzar la mirada,
ponerse de pie.
Germinó espontánea la razón.

III
No estaba solo.
Huellas en la arena, trascendencia.
Emergió el instinto, habló la palabra,
metáfora, casta, grupo, tribu,
placer, amor, odio, razón y locura.
Individuos. Él y el otro.

IV
Emigró, siguió la huella del bisonte
indagando los cuatro soles,
los tres tiempos,
las siete aguas.
Cada estrella quemaba diferente,
cada mente dibujó su propio mito,
cada estirpe su estrategia.

V
En su andar perdió la semejanza
lenguas y pieles hostiles.
Mató en nombre de sus dioses.
De nada valió el lujo
de inventar el tiempo, caminar los siglos
con la identidad común agazapada.
No bastó para equipar la compasión,
o armar el rompecabezas de la diáspora.


VI
Observando al universo de la noche lenta
germinaron ideas, dimensiones, dioses vengativos.
Imitó entonces
se comió a los otros.
Homo sapiens-demens,
imagen y analogía.

VII
Huérfano ante el poder de las mareas,
incapaz de remontar el vuelo,
de dominar la tercera dimensión del aire
negó su igualdad terrena.
Se autocreó:
familia, etnia, cultura, religión, sociedad.


VIII
Dioses e ideas germinaron.
Al desechar su génesis ritual se supo mortal.
La eternidad la robó a los dioses,
pero éstos impusieron condiciones:
Infierno-paraíso

IX
Extraviado en el tiempo
viajó por los espacios.
Respondió al bramido del sexo y al grito del alma.
El menos probable de los seres
ocupó el lugar demiúrgico y suicida.
Del más oscuro de los tiempos
renació racional, positivo
pero los mitos sobrevivieron.

X
Gran señor, autor de los rituales
los gestos, el cortejo, la comunicación,
los hábitos perpetuaron el enlace a lo divino,
eucaristía caníbal
sacrificios, sumisión a exigencias purificadoras del mal
—chivo expiatorio—.

XI
¿Dónde el mono que se puso de pie
diseñador supremo del espíritu
capaz de prolongar su juventud
y encaramarse como rey?
¿Dónde el mono capaz se de razonar,
tocar la Novena, escribir la Odisea, pintar la Sixtina ?
¿Dónde el primate superstar?

XII
Incapaz de renacer,
al nuevo mono sólo le quedó luchar:
Alá contra Yavhé, el décimo León frente a Lutero,
el mono contra el mono para siempre.

Resta un único destino:
la muerte después de la vida
la nada después de la muerte.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pasaron muchos soles, muchos;
en el horizonte se adivinaban
las siluetas de
los grandes edificios,
esos que una vez fueron
el non plus ultra
de la raza humana.
Ahora lucían viejos y musgosos,
sus ruinosos esqueletos
apenas se sostenían.

De pronto la tierra
comenzó a temblar,
un gran terremoto asoló
cada rincón
y los edificios comenzaron a desplomarse con gran estrépito,
caían y caían cómo fichas
de dominó.
Luego, todo fue silencio.

Al paso de muchos soles
y uno más,
la tierra amaneció de buen humor,
comenzó a poblarse de tiernos
verdores,
nacieron nuevas especies de pájaros,
que cantaron como nunca,
los mares fueron poblados por peces exóticos
de colores inverosímiles
y el aire se hizo puro
y cristalino.

Al fin el hombre
había sido borrado para siempre
de la faz de la tierra.
Y todo fue equilibrio y armonía.

Daniela Matos

Álvaro Ancona dijo...

Daniela:

tu apocalíptica respuesta jusifica todos los esfuerzos literarios. Quizá la tierra sin el hombre sería perfecta. Una utopía negra para pensar un rato.

Álvaro

Ana Márquez dijo...

Bueno, lo que hay tras la muerte nadie lo sabe. A mí me gusta citar una frase de Antonio Gala: "si nada dura para siempre, la muerte tampoco durará".

El poema impecable. Felicidades, maestro

Joan Tristany dijo...

Excelente. lo he leído de un tirón. Me ha enganchado y me ha cautivado.
Mis felicitaciones y un abrazo
Joan

Ana Muela Sopeña dijo...

Genial poema, Álvaro. Un poema que atrapa por su inteligencia y por su belleza.

Felicitaciones
Un abrazo grande
Ana