viernes, 18 de junio de 2010

De la pluma de Saramago


La Biblia es un manual de malas costumbres, un catálogo de crueldad y de lo peor de la naturaleza humana.

Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.

La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.

Para mí lo obsceno no es la pornografía, lo obsceno es que la gente se muera de hambre».

Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay».

No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona».

En un tiempo como el de ahora, en el que tan fácilmente se desprecia a los mayores, creo que soy un ejemplo muy bueno. Entre los 60 y los 84 he hecho una obra. Por tanto ¡ojo con los viejos!».

Soy ateo, no creo en la existencia de un dios... Me parece aberrante creer en un dios. La religión nunca ha servido para acercar a los seres humanos... Fue creada para juzgar, para utilizar la fe a conveniencia propia. La religión es muy mala, sin ella tendríamos un mundo más pacífico.

2 comentarios:

Sylvia dijo...

Se despidió un grande, como escritor y como persona. Mas nos ha dejado el legado de su maravillosa obra, que fusiona novela con humanidades, historia, política, religión y mucho más. Con una agudeza estupenda.
Me consuela que haya escrito como un genio luego de los 60 años. ¡Hasta los 84!
Trato de ver cuál de sus libros estáis leyendo en la foto, pero no logro descifrarlo ni con una lupa!
Dime tus obras favoritas de Saramago, por favor. No he alcanzado a leer las últimas.
Abrazos!

Julio dijo...

Enhorabuena, Álvaro, por este homenaje a Saramago. Uno se queda sin palabras, pero la vida es terca mostrándonos a destiempo el lado obscuro de la muerte, o no tan obscuro. Hoy, la luz de las letras arde en el nombre de un hombre, José Saramago.
Salud.