sábado, 18 de junio de 2011

Ensayo sobre La felicidad



Ensayo

La felicidad
Álvaro Ancona

El éxito consiste en conseguir lo que se desea. La felicidad en disfrutar lo que se consigue.
H. Jackson Brown.

Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Jean Paul Sartre

Decía Aristóteles que todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos ponernos de acuerdo en cómo serlo, empiezan las discrepancias.

Para la filosofía griega clásica, hay tres posturas sobre la felicidad.

La autorrealización. Alcanzar las metas que nos hemos fijado. (Heudemonismo)
La autosuficiencia. Valerse de sí mismo sin depender de nada ni de nadie. (Estoicismo y cinismo)
Experimentar placer espiritual y físico y evitar el sufrimiento. (Hedonismo y epicureísmo).

La felicidad depende de dos factores que suelen cruzarse, la voluntad y las circunstancias. Obviamente, hay factores externos que pueden influir de manera importante en nuestro objetivo de ser felices. Hay accidentes, agentes genéticos, enfermedades, eventos fuera de nuestra voluntad y que no provocamos. Sin embargo la inteligencia de adaptarnos a nuestras circunstancias y sacarles el mejor provecho todos los días, es la mejor manera de ser felices.

Lo que dice la ciencia de la felicidad
Un grupo de especialistas de diferentes universidades en el mundo, estudió durante varias décadas a la gente que es feliz y a la que no lo es, e identificó los factores más importantes que afectan a la felicidad. Esos mismos  investigadores  atribuyen el cincuenta por ciento de la felicidad a los genes y el otro cincuenta a los diez factores que analizaremos a continuación.

1. Riqueza. El dinero contribuye a la felicidad, es indudable, pero cuando alguien tiene cubiertas las necesidades básicas va perdiendo importancia. Prueba de ello es que los ciudadanos de los países industrializados con un alto PIB per cápita no
son ni remotamente los más felices de acuerdo a los estudios. 

2. Ambición. Es el balance entre las cosas que necesitamos para ser felices y las que tenemos. Las encuestas afirman que mientras más cosas se necesitan para ser feliz, hay una tendencia a la infelicidad. Mientras se tiene más dinero, la “lista de la felicidad” se hace más larga y siempre inalcanzable.

3. La inteligencia. Ya lo revisamos ampliamente en el capítulo anterior, pero los mismos estudios indican que los niveles de inteligencia altos no tienen una relación proporcional con la felicidad. 

4. Genética. Aunque un nivel determinado de felicidad dependa en un porcentaje de nuestros genes, es labor personal traducir esos genes felices en alegría y satisfacción. Es un acto de la voluntad situarse por encima del nivel fijo de felicidad. Los extrovertidos tienden a ser más felices que los introvertidos, y el buen humor nos hace más sociables y nos acerca a la felicidad. La percepción de la vida puede mejorarse.

5. La belleza. ¿Consideran ustedes que la gente bonita es más feliz que la gente fea? Si respondieron que sí… tienen razón.
Las investigaciones indican que existe un leve, pero positivo efecto del atractivo físico en el bienestar subjetivo. La vida es más benévola con los guapos que con los feos y un dato curioso, hay pruebas científicas de que la estética es señal de buenos genes y de un sistema inmunitario saludable. 

Entonces, podemos llegar a la conclusión de que la gente bonita es más feliz porque es más sana.
Y después de los sesenta, podemos aprovechar el efecto benéfico que la belleza le da al ego, y no se trata de tener un aspecto físico notable, sino de estar convencido de que luces de maravilla.
Conclusión. Los guapos, o los que se sienten guapos, son más felices que los feos, o los que se sienten feos.

6. Amistad. En algunos de los países más pobres del mundo se realizó la encuesta de la felicidad con resultados sorpresivos. La gente que vive en condiciones miserables es más feliz de lo que podría suponerse. El estudio encuentra la explicación en las relaciones sociales. En esos grupos marginados hay una fuerte cohesión familiar y grupos de amistad muy poderosos. Los habitantes de los barrios bajos se sienten satisfechos del apoyo social y del espíritu solidario de equipo.

7. Matrimonio. ¿Es el matrimonio como el demonio, según reza el aforismo popular? ¿Se termina la felicidad el día que alguien dice que sí ante un juez de paz o ante un sacerdote?
Pues resulta que es falso. El estudio realizado en cuarenta y dos países concluye que las personas casadas son más felices que las solteras. Y aquí surge una pregunta: ¿Hace el matrimonio feliz a las personas, o las personas felices tienen mayor disposición a casarse?
Ambas cosas pueden ser ciertas. La gente feliz tiende a casarse y a permanecer casada. Pero también, el matrimonio mejora el estado de ánimo.
El mismo estudio señala que la unión libre no causa un efecto similar. Aparentemente, la ausencia del compromiso y de  la seguridad que aporta el acta matrimonial reduce el nivel de felicidad de la pareja. Y la inseguridad es nociva para el ser humano.

8. Fe. Casi todos los estudios realizados indican que la religión y la felicidad suelen ser compatibles. Cuando la gente está convencida de que hay algo trascendental después de la muerte, se siente reconfortada y su nivel de bienestar aumenta. La fe es una espada poderosa para enfrentar a los demonios de la vida. Las religiones suelen también fungir como centros comunitarios que satisfacen la necesidad de afiliación y la práctica de la generosidad fomentada por la mayoría de las religiones produce mayor grado de satisfacción que otras actividades sociales. 

9. Caridad. El altruismo produce felicidad. Y volvemos a preguntarnos: ¿ayudar a los demás produce felicidad o la gente feliz tiende a ayudar a los demás? La generosidad como modo de vida, como hábito permanente, suele incrementar los niveles de felicidad de las personas. Así de fácil.

10. Edad. Tocamos aquí uno de los temas centrales de nuestro libro, y lo ampliaremos en las siguientes páginas. ¿Se puede ser tan feliz a los sesenta años como lo éramos a los cuarenta o a los veinte? ¿Es posible que la gente mayor viva feliz a pesar de los problemas que suelen acompañar a la edad adulta?

La respuesta es contundente. Por supuesto que se puede ser intensamente feliz en la edad madura. Los estudiosos afirman que los adultos mayores son más realistas y sólo se trazan metas y objetivos que pueden realizar, a diferencia de los jóvenes soñadores. Pero el factor más importante es que conforme se va agotando el tiempo por vivir, la gente aprende a concentrar su tiempo y sus energías en lo que verdaderamente la hace feliz y a eliminar del camino las cosas que le molestan. Entonces, una melodía, o un beso, o la caricia de un nieto, o una libro, pueden ser mucho más profundos que en otros tiempos.


3 comentarios:

BANDOLERA dijo...

Muy clarificador e interesante, Alvaro.

mariposasalvuelo dijo...

Interesante Ensayo Maestro Ancona. Sólo me queda una duda, en el punto número tres, se refiere a Capítulos anteriores, y después en otro punto, acota que será tratado en capitulos posteriores. Perdón por mi ignorancia, me perdí yo de algo? Había públicado (en internet), anteriormente sobre este mismo Ensayo? Sí es así me gustaría saberlo, para poder leerlo completo.
También leer lo que nos gusta nos hace más felices y yo me voy mu felíz de tener la oportunidad de leerle a usted. Saludos desde el Defeño.

Ana Muela Sopeña dijo...

Álvaro:
Muy interesante ensayo. Realmente clarificador.

Lo que sí es cierto es que necesitamos un compendio de cosas y las relaciones son muy importantes, también dedicarnos a aquéllo que nos apasiona.

Un abrazo
La 11
Ana