viernes, 24 de octubre de 2008

Nanosegundo

En el instante puntual de las cero horas
hay un nanosegundo en el que se detiene el péndulo
las manecillas se entregan en efímera cópula
para reunir a la muerte con la trascendencia
en un aquelarre de sangre, sudor y tiempo
que fertiliza el embrión del día siguiente.

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Me encantó tu nanosegundo, Álvaro. Leerte siempre es garantía de encontrarse con buena Poesía y con muchísimo entusiasmo y vitalidad.

Felicidades
Un beso
Ana

Álvaro Ancona dijo...

Hubiera adivinado, Ana, que una poeta científica como tú iba a apreciar esta nanolocura.

Álvaro