De la pluma de Álvaro Ancona
miércoles, 9 de enero de 2008
Inmaculada
Con la piedra en la mano
—la primera que existió—
hizo un examen de conciencia
revisando la nómina de pecados mortales
que le enseñó el cura.
Después de meditarlo profundamente
fiel a los cánones
la estrelló en la cabeza de la adúltera
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