jueves, 7 de mayo de 2009

De príncipes y sapos


Después de besar mil sapos no obtuvo un solo príncipe.
Besó entonces a mil príncipes y todos se convirtieron en sapo.
Pero como la princesa era muy lista
se convirtió en rana con un conjuro de Merlín,
eligió al más apuesto de los príncipes
de entre su colección de sapos
y vivieron felices para casi siempre
hasta que el sapo se fue con una rana más joven
que bailaba en un table dance de la laguna.

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Encantador poema, Álvaro. Nos recuerda que la vida es como los cuentos de hadas y los cuentos de hadas son como la vida.

Los sapos se hacen príncipes, los príncipes se convierten en sapos y así sucesivamente en una rueda que no tiene fin.

Un beso
Ana

Álvaro Ancona dijo...

Ana:

me parece que yo soy un sapo cancionero, y que alguna vezfui príncipe, ja ja.

Gracias, siempre.