lunes, 1 de junio de 2009

Esquizofrenia


Atrapado en el castillo de los espejos
sólo puede en su delirio verse a sí mismo
descomunal
imperceptible
longuilíneo
pícnico
con el mundo girando a su alrededor
desmintiendo a Copérnico y Galileo
tan de prisa, que cuesta trabajo no marearse
y macular con su vómito agrio a los espectadores.
Estira los brazos al infinito para formar
en su espalada una camisa de fuerza
de once varas
y siete nudos
que nada ni nadie pueden liberar
mientras las palabras trastornadas
que sólo la ninfa Eco le responde
cabalgan al caballito blanco del tiovivo
dando vueltas
y vueltas
y vueltas
y vueltas
y vueltas…

2 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Impactante tu poema, Álvaro.

Pasar por tu blog siempre es una fiesta.

Enhorabuena
Un abrazo grande

Ana

Álvaro Ancona dijo...

Una fiesta en la que siempre eres la invitada de honor.

Álvaro