¿Acaso nadie está libre de culpa?

Bastaría una sonrisa
para que el Big Bang revisara su ideología
y el simiente negro de las plumas derramase
su tinta sobre las conciencias dormidas
que insisten en devorar a los borregos para
exorcizar la angustia de su desvelo.

Bastaría una sonrisa
para que los marines dejaran de llevar la paz
a los lugares a los que nadie los ha invitado
y regresasen a sus propias casas
para besar a sus esposas desesperadas
y custodiar a sus propios hijos.

Bastaría una sonrisa
para que los cielos abrieran sus compuertas
a los sueños de todos los matices
y clausuraran las tendencias inquisidoras
que no entienden el significado de la palabra libertad
por la que (ya lo dijo Cervantes)
siempre vale la pena aventurar la vida.

Bastaría una sonrisa
o un abrazo muy fuerte
o un poema definitivo
o una simple caricia
o la más hermosa de las canciones
(All we need is love), como propuso Lennon,
pero nadie se atreve a tirar la primera piedra.