El día
está tan bello
que no puede mentir.
Tomás Segovia
(Anagnórisis) Y duele, de tan verdadero
porque se sabe efímero y convicto
a la pena de muerte de la noche.
Aprende las baladas del mar
en la sala de partos del horizonte
y da la vida al final de la parábola
para recordarnos con su sacrificio
que la inmortalidad es un lujo
exclusivo de los creadores.
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