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¿Y cuál es tu ideología política, porque francamente te contradices en tus escritos?
Por formación, por generación, mi pensamiento vuela hacia la izquierda. Recuerda, mí mismo, que soy prófugo del sesenta y ocho, que estuve detenido, que admiré como todos al Che, y que me alimenté con la prosa contundente de Eduardo Galeano, pero si la izquierda mexicana es el Peje, o Fernández Noroña, y la internacional Hugo Chávez o Evo Morales entonces soy de derecha…
Pero si la derecha, hija adoptiva del sinarquismo, es representada por el secuestrado Jefe, o por Carlos Abascal que reinaguró el Index Librorum Prohibitorum en el siglo XX, o por la eximia Marthita, Bátiz, o los Caballeros de Malta, entonces soy de centro…
Pero si en el centro me encuentro al “Jurassic Park” con Manlio Flavio, Emilio, Bartlet, Roberto Madrazo, Carlos Salinas, todos intentando ser Ave Fénix a como de lugar, entonces declaro que me he quedado sin ideología política.
¿Y tu religión? Por tu formación eres católico, pero después de leerte pareces hereje.
Después de leer tantos y tantos libros, de escuchar a tantos religiosos, de sufrir los discursos del Cardenal Norberto, y las monerías de Marcial Massiel o Mario Pezzotti, y saber de las miles de religiones y sectas excomulgadas unas a otras en hierático nombre de Dios, me declaro candidato independiente al cielo.
¿No me digas que estás en contra de los sindicatos’, sólo eso me faltaba.
Por supuesto que no. Eres un entrevistador que pone palabras en la boca del otro. Soy fan del sindicalismo revolucionario, de las corrientes de Sorel y Fabiola. Considero al sindicalismo un eslabón indispensable del proceso democrático, el recurso fundamental del trabajador para defenderse de los abusos, pero si el sindicalismo de México es representado en los tres tiempos por Fidel Velázquez, Barragán Camacho, La Quina, Hernández Juárez, Napoleón II, Gamboa Pascoe, Elba Esther, y el hoy célebre Martín Esparza, me declaro admirador de los empresarios…
Pero si los empresarios se parecen a El Divino, a Lankenau, Carlos Ahumada, Raúl Salinas deGortari, entonces me declaro…
No sé qué me declaro.
Me cae que no entiendo nada.
Mejor me sirvo una copa de vino y pongo un disco de Antonio Carlos Jobim.
4 comentarios:
Hola Alvaro!
Quien no se contradice...???
El ser humano es así... lleno de contradiciones... me encantó tu texto1
Mejor hago como tú... me sirvo una copa de vino y escucho una música!
Te dejo saludos desde Argentina,
Sergio.
Pero cómo me gusta Argentina. Gracias por venir. Bienvenido siempre.
siempre veo tu linda sonrisa en mis seguidores....
hoy quise venir a verte...y me gusto mucho esta entrada...saludos desde Costa Rica.
la verdad que he abandonado mis convicciones un poco por estar metida en un foro de Gabito grupos.--Volando en la nave....me encantaría verlo por ahí..
Adios.... soy "la capitana"
Gracias, capitana. Tus comentarios son siempre muy especiales.Llenos de calor.
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