La luna ya no es lo que solía ser
en esos tiempos en que los compositores de boleros
se bañaban de inspiración con su luz
“luna tu que la conoces y sabes
de las noches que juntos
pasamos en la orilla del mar”.
Cuando los hombres se convertían en lobo
y la melancolía atrapaba a los gatos del callejón
que le ofrecían su concierto de maullidos
justo a la hora de las brujas.
Selene vanidosa se ponía sus joyas de luz
y provocaba a los amantes de estreno
a entregar en su nombre la piel y el alma.
La luna ya no es lo que solía ser
y aunque esconde sus arrugas en la cara oculta
y se inyecta botox en cuarto menguante
no puede evitar a que Amaltea, Metis y Adrastea
anden de trotaconventos por el Sistema Solar
contando a todos sobre el climaterio
y los demonios de media noche
que atormentan a su hermana mayor.
La luna se mira en el espejo del océano
y ante la inminencia de de la celulitis
convoca a las mareas y tsunamis
para que descarguen su ira gremial
sobre los poetas que dejaron de cantarle.
4 comentarios:
Luna, ¡Luna sedienta! ¿A quién miras?
A demasiados poetas inspira, ¿por qué será?
Pura magia, Agustín. Es una dama seductora.
Querido Álvaro:
Tienes la magia para arrancarme una sonrisa cada vez que te leo.
A más de hermosa, me sonó melancólica y llena de bellos recuerdos por mis seres queridos, (incluido un servidor en la etapa e mi juventud temprana)
Saludos afectuosísimos:
Arturo
Gracias, Arturo: siempre tienes la palabra amable.
Publicar un comentario